Tecnología y personas con diversidad funcional: las claves para reducir la brecha digital

Las personas con diversidad funcional siguen encontrando dificultades en el acceso y manejo de tecnologías que se han convertido, a día de hoy, en prácticamente una extensión de nosotros y nosotras, tecnologías que nos facilitan la vida y sin las que ya no imaginamos vivir. 

Esto no es ninguna novedad y desde Siete Estrellas – SocialMente ya nos preguntábamos anteriormente si puede ayudar la inteligencia artificial a la inclusión de las personas con diversidad funcional o, si, por el contrario, será una barrera.

Esta dificultad es lo que se considera “brecha digital”, una problemática que refleja las desigualdades que generan las nuevas tecnologías y que ha sido abordada recientemente en un estudio del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), en colaboración con la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Sus conclusiones pretenden arroja luz sobre esta problemática y ofrecer algunas interesantes propuestas para su solución.

La brecha digital: una forma de exclusión social

Ya en 2020 el informe Tecnología y Discapacidad de la Fundación Adecco, con el apoyo de Keysight Technologies Spain, señalaba que la brecha digital afectaba a un 45% de las personas con discapacidad.

La falta de acceso equitativo a estas tecnologías constituye una forma de pobreza y exclusión social, exacerbando las desigualdades económicas y sociales que ya enfrentan algunos colectivos vulnerables y perpetuando el capacitismo. Esta brecha digital impide a muchas personas aprovechar las oportunidades que el mundo digital ofrece, desde la educación y el empleo hasta la participación plena en la sociedad. Frente a ello, debemos hablar de inclusión digital, no solo como una cuestión de acceso a la tecnología, sino como un asunto de derechos humanos fundamentales que afectan directamente a la privacidad, la libertad de expresión o el acceso a la información.

El estudio de CERMI parte de la premisa de que las tecnologías no debemos entenderlas  solo como herramientas, sino como auténticos bienes sociales imprescindibles. Además, subraya que la inclusión digital es, además, una cuestión de desarrollo sostenible, partiendo de la base de que una sociedad digital más inclusiva y equitativa no solo beneficia a las personas con diversidad funcional, sino que enriquece a toda la comunidad al promover la diversidad y la igualdad de oportunidades.

Factores que contribuyen a la brecha digital

Hay tres principales barreras para lograr un impulso de la inclusión digital:

  • Accesibilidad de los dispositivos y software: Muchos dispositivos y programas no están diseñados teniendo en cuenta las necesidades específicas de las personas con discapacidad, lo que dificulta su uso.
  • Falta de formación y educación digital: La carencia de programas de formación adecuados limita la capacidad de las personas con discapacidad para utilizar las tecnologías disponibles.
  • Costes elevados: Los dispositivos y tecnologías adaptativas a menudo son costosos, lo que los hace inaccesibles para muchas personas con discapacidad que ya enfrentan desafíos económicos.

Frente a estas dificultades, el estudio de CERMI aporta un catálogo de medidas concretas para mejorar la inclusión digital de las personas con discapacidad. Entre ellas:

  • Desarrollo de tecnologías accesibles: Incentivar a las empresas tecnológicas para que diseñen y desarrollen productos y servicios accesibles desde su concepción. En España, por ejemplo, se ha impulsado la Alianza Tecnológica por la Inclusión (ATI), como parte del proyecto “Transformación Digital por la Inclusión” (TDI), en la que más de una veintena de empresas (Fundación Telefónica; SAP; AEB; Samsung; Inetum; Universidad Politécnica de Madrid o Universidad Carlos III de Madrid, entre otras) se han comprometido a determinar un marco de colaboración que permite mejorar la accesibilidad de los desarrollos tecnológicos.
  • Políticas públicas y subsidios: Implementar programas y ayudas para que las personas con discapacidad puedan adquirir dispositivos tecnológicos.
  • Programas de formación: Crear programas educativos que ofrezcan formación en competencias digitales adaptadas a las necesidades de las personas con discapacidad.
  • Campañas de sensibilización: Promover campañas de sensibilización para combatir estigmas asociados con la discapacidad y el uso de la tecnología.

Desde Siete Estrellas somos conscientes de la importancia que tiene atajar esta brecha digital e incluimos la formación en habilidades digitales en nuestro trabajo de inclusión con diversos colectivos, como las personas refugiadas.

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