Como organización social, tenemos un compromiso con la equidad y el género, constantemente llevamos a cabo acciones de dinamización de estructuras, damos visibilidad a la lucha feminista y llevamos a cabo una educación no sexista basada en la igualdad. Pero todo esto caería en saco roto si no construyéramos (y nos deconstruyésemos) desde nuestros propios cimientos.
Por eso, y como somos conscientes de que trabajar hacia fuera no es la única manera de avanzar en esta materia, buscamos un cambio estructural desde dentro de nuestra propia organización, y trabajamos constantemente en mejorar todos los aspectos con relación a la igualdad, empezando por el lenguaje.
Hoy te ofrecemos algunos consejos para que tú también puedas trabajar en un lenguaje no sexista dentro de tu propia organización. Y empezamos por un básico: Dejar de utilizar el masculino como genérico, pero ¿cómo?
1- Perdamos el miedo a feminizar términos
Nadie puede negar que en español hemos adoptado la forma del masculino para hacer referencia a grupos mixtos. Pero también es cierto, por supuesto, que el lenguaje está vivo, al igual que la sociedad, y puede evolucionar con el uso que hagamos de él.
Por eso, si estás en una sala en la que el 80% de las personas son mujeres ¿Qué hay de malo en hablar en femenino? Como ya hemos dicho en el párrafo anterior, el lenguaje tiende a evolucionar con el uso y las costumbres de quienes lo utilizan. Y tender hacia un cambio que permita adoptar otras formas de expresión a las que se nos ha acostumbrado, para empezar a incluir a otros colectivos en nuestros propios discursos, es siempre un acierto.
2- Usemos más sustantivos neutros, genéricos y colectivos
Si no quieres tender al femenino a la hora de hablar, siempre puedes hacerlo sin caer en un masculino generalizado para todo. ¿Qué pasa con los sustantivos neutros? ¿Se nos han olvidado los genéricos y colectivos?
Sabemos que a veces es bastante complicado hablar de nosotros y nosotras, los y las estudiantes, los trabajadores y trabajadoras… Pero no es necesario, nuestro idioma es muy rico y siempre podemos hacer uso de términos como “el alumnado” o “el equipo”. La magia está en encontrar el colectivo acertado al que pertenece aquel grupo al que te quieras referir. O utilizar la palabra “personas” para quitarte algún que otro dolor de cabeza.
3- Optemos por formas reflexivas
Vamos a ponerte un ejemplo: En lugar de utilizar “Los alumnos deben entregar la autorización firmada antes de la excursión”, podríamos escribir “se entregará la autorización firmada antes de la excursión”
Gracias a estas oraciones reflexivas en las que eludimos el sujeto, podemos comunicarnos de igual manera sin tener que elegir un género que protagonice la acción. ¿Necesitas más ejemplos? Aquí los tienes:
- Será enviado el boletín mensual este martes.
- Se entrevistará a posibles candidatos para el puesto.
- Se está valorando qué acciones realizar el próximo semestre.
4- Remarquemos la presencia de ambos sexos
Si todo esto que hemos mencionado no es posible, no pasa nada, siempre que hagas referencia al masculino y al femenino para referirte a grupos mixtos o genéricos. Hemos visto (y probablemente tú también lo hayas hecho) muchos chistes que hacen referencia a esta manera de “entorpecer” la fluidez del lenguaje. Pero hay algo que pasan por alto al hacer esta clase de humor: Todo aquello que no se menciona, tiende a desaparecer. Hablar de hombres y mujeres, de niños y niñas, hablar de trabajadores y trabajadoras, es hacer hincapié en una realidad indiscutible: Todos los espacios que ocupamos están, también, habitados por mujeres con derecho a ser tenidas en cuenta.
Así que si, aún a riesgo de parecer pedante y de tener que hacer oraciones más largas, menciona ambos sexos siempre que sea necesario y no encuentres una manera más genérica de referirte al conjunto de personas que va a protagonizar tu enunciado. Tus palabras tienen mucho más poder del que piensas, y cambiar nuestra manera de comunicar es el primer paso para lograr un lenguaje y una sociedad mucho más inclusivos.
5- Ante la duda, preguntemos cuál es el modo más adecuado
Normalmente, muchos de los errores que cometemos al intentar incorporar lenguaje no sexista en nuestros ámbitos más cercanos, vienen de la mano de la inexperiencia y, por supuesto, el desconocimiento. No te preocupes, es normal, nadie nace sabiendo.
Vivimos en una sociedad en la que el género masculino siempre ha estado por encima del femenino en todos los aspectos vitales, y el lenguaje no es menos. Hemos aprendido a comportarnos y comunicarnos de esta forma y es normal que ahora, sin quererlo, nos cueste desprendernos de todo lo que ya llevamos a las espaldas.
No te culpes, la intención, la humildad y las ganas de aprender y mejorar, ya dicen mucho de ti. Si tienes alguna duda y no sabes cómo comunicar de la mejor manera posible para no caer en un lenguaje patriarcal, pregunta, busca e infórmate. Todos y todas estamos aprendiendo.
Aquí te dejamos algunos documentos de referencia por si quieres empezar a hacerlo ya.