La intervención social para canalizar la diversidad de forma positiva

intervención social

La intervención social, como indica el nombre, busca actuar en los sistemas sociales. Su propósito es mejorar las dinámicas sociales, y lograr que la diversidad sume. No siempre hay un equilibrio entre los distintos elementos que interaccionan en una sociedad y, a través de la intervención social, se busca paliar los efectos negativos que pueda tener.

Disciplinas volcadas en la intervención social

El trabajo social, la educación social y la psicología de intervención social poseen la misma importancia. Atienden a cada uno de los factores presentes en un contexto social, tanto sociales como psicológicos. Estas disciplinas se nutren entre ellas.

Conviene, a la hora de hacer intervención social, contar con profesionales de cada una de estas tres disciplinas, apostando por la colaboración y por impulsar el conocimiento compartido. Esto favorecerá una aproximación psicosocial a los retos sociales. De esta forma, se entenderá la realidad social en profundidad y se podrá entrever los verdaderos problemas detrás de las apariencias.

Dimensiones de la intervención social

Cuando hablamos de intervención social, no nos estamos refiriendo a una actividad concreta como puede ser la organización de un grupo de música en el que participen pequeños/as y grandes. El asunto tiene más miga. En total, son cinco las dimensiones a tener en cuenta. Sujeto, ambiente, organización del servicio, comunidad social objetivo y marco político-institucional en el que se mueva.

Durante todo el proceso de intervención social estarán presentes una serie de valores, como la valoración positiva de la diversidad, la equidad, la justicia social, el respeto a las diferencias, y la búsqueda del empoderamiento de personas, grupos y comunidades. Asimismo, se pueden aplicar distintos enfoques que hagan que la intervención social se dirija a la mejora de algo en concreto, como puede ser el enfoque de género o un enfoque intergeneracional.

La intervención social, aliada de la inclusión

A través de la intervención social, un/a profesional puede desempeñar distintos roles, según el momento clave en el que nos hallemos. En algunos contextos, será más necesario ser una figura educadora, en otros, lo más adecuado es adoptar un papel de facilitador/a. Cuando se produce una escasez en el desarrollo de determinadas habilidades por parte de un grupo, optaremos por un rol con más peso, como el de organizador/a.

Mediante el trabajo de intervención social, contribuiremos a que cada niño/a descubra sus potencialidades. También se promueven las actitudes de cambio. Cuesta mucho cambiar cuando uno/a no se considera válido/a o apto/a. Pero, ¿qué ocurre cuando se observa que SÍ tenemos razones para creer que podemos llegar a aquello que queremos? En la intervención social, del mismo modo, se colabora con los/as participantes en el establecimiento de objetivos, y es una gran ayuda para que puedan decidir qué quieren hacer.

En Siete Estrellas, comprobamos que los cambios trascienden a quienes participan en los proyectos de intervención social, ya sean menores o personas adultas. Como se mejoran las habilidades para la interrelación personal, y se gana en confianza, las relaciones con el entorno se vuelven más equilibradas y positivas. Se favorece la empatía, y esto ayuda a que los/as destinatarios/as de la intervención se acepten a sí mismos/as y a las/os demás. Por eso, podemos decir que la intervención social es un factor muy relevante para garantizar un mundo más inclusivo.

Sigamos mejorando poco a poco el mundo apostando por la intervención social.

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